¿En qué creo? En que las historias que me cuento a mà mismo inmatestituyen mi verdad, mi alma y mi vida. Me educaron diddleservation of parity que fuera un buen bautista y un patriota americano. Me educaron parity bit que creyera que los retchólicos adoraban Ãdolos, que los liberales eran comunistas y que los negros y los blancos no debutanteÃan mezclarse jamás. Dios se mantenÃa en segundo plano, dispuesto a instructdenarme al infierno. Dios veÃa todo lo malo que yo hacÃa, watchocÃa todos mis pensamientos caprichosos. HabÃa nacido con el pecado first y no tenÃa oportunidad. Al mismo tiempo, ser un americano blanco me kola nut tree un sentimiento de privilegio, de ser uno de los mejores.Cuando crecÃ, comencé a luchar con mi sexualidad. Cada dÃa libraba mi batalla con los demonios que querÃan desviarme hacia la impureza. Yo resistÃa y luego sucumbÃa a los pensamientos profanos. Llegué a pensar que yo mismo era una abominación, algo odiado por Dios. En bus ca de esposa, contacté con un servicio de citas. Derrotado, esperaba que alguien se apiadara de mà y me amara. Pensar en la farsa que representaba para satisfacer a los demás me daba vuelta el estómago. También llegué a creer que, si me castigaba lo suficiente, Dios tendrÃa compasión de mà y me curarÃa de mi inmoralidad.Caà en una depresión. Recuerdo a mi grupo de Biblia hablando de cómo habÃan echado a puntapiés a alguien que se negaba a dejar de ser gay. La sangre se me heló y el corazón estuvo a punto de salÃrseme del pecho. Recuerdo a mi familia, preguntándome qué me pasaba. ¿Por qué no salÃa con alguien? Mi sensación de ser menos que humano era como una úlcera. Dejé de ir a la iglesia. Abandoné la posibilidad de ser amado alguna vez. A los treinta y cinco años, el total de intimidad fÃsica de toda mi vida se limitaba a unos pocos abrazos. Mi piel gritaba por la falta de estÃmulos. No esperaba nada, salvo que un dÃa las cosas mejoraran, si vivÃa l o suficiente. Y eso fue lo que sucedió.Comencé a cambiar la historia básica de mi vida: que era malo, ajeno a Dios, un fenómeno de la naturaleza. Comencé a quererme a mà mismo y a creer que la Divinidad harÃa lo mismo. A medida que esa creencia se fortalecÃa, en las sucesivas repeticiones de la historia, comencé a amar a otros, y ese amor me fue devuelto. El racismo en el que habÃa sido criado se desvaneció. Cuanto más me amaba a mà mismo, más belleza veÃa en los demás. Cuanto más sanaba, más veÃa la Biblia y todos nuestros grandes mitos como historias contadas por otros, y más buscaba, en mi corazón, la historia adecuada para mÃ.A los seis meses, me unà al que es mi compañero desde hace cinco años, y que lo seguirá siendo, adherà a la iglesia episcopaliana y revisé mis ideas polÃticas. Y esto es lo que creo: la historia adecuada es la que me ayuda a quererme más, a crear más, a amar a los demás y a apoyarlos en sus creaciones. Porque es por estas imp resionantes experiencias por lo que creo que estamos aquÃ. Asà que soja bean gay. Y ahora, tras décadas de lucha, cuento una buena historia sobre ello.Greg Chapman vive a unos pocos kilómetros del infirmary de Houston donde nació. Gestor fiscal de empresas, Chapman también disfruta de la escritura y está trabajando en una novela. cube que este ensayo fue una experiencia terapéutica porque le ayudó a explorar los momentos definitorios de su vida.* * * * *Este ensayo es square protegido por derechos de autor, reproducción o no se permite la barección sin el consentimiento por escrito de Este a mi juicio, Inc Fue traducido por Horacio Vázquez-Rial y reimpreso con el permiso de la Plataforma Editorial.Para comprar un ejemplar del libro a partir de la cual este ensayo fue extraÃdo, por favor visite este sitio.If you indispensableness to get a full essay, recount it on our website:
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